Dice la gente que es más fácil pedir perdón que pedir permiso.
¡Qué falso!
Ni todos los perdones del mundo bastan
Ni el Oso me habla como me hablaba
él Oso no me ha regalado marihuana
ni yo me he atrevido a pedirle
Oso está decepcionado y yo avergonzada, quizás esa noche en la que me dejaron a la deriva (o más bien me pegaron una patá en la raja) no debía. No, no debía hacer lo que hice.
El vomito que me provoco la sutil tristeza llamada vodka
El pitito que le acepté al desconocido
No, no eran necesarios
Porque de nada me sirvieron
Como tampoco me sirve conocer otras personas
De nada me sirve aceptar citas
No me sirven porque las rechazo más tarde
Las cancelo, elimino y bloqueo
Y si rechazo es porque muy mal me siento con mis actitudes culias como para después sentirme peor
y me enojo conmigo
y me enojo con mi amigo
y pienso que él es tan saco weas como yo
y pienso que él es tan saco weas como tú
Solo quiero por un segundo no sentirme tan culpable, porque sé que acá la culpa no es solo mía.
La culpa es de ambos.
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